domingo, 13 de diciembre de 2009

Elecciones




Encender la tele es fácil; apagarla, no. Acabo de apagar la tele: tal es mi hastío.
No encuentro mi postura. El sofá está ardiendo. Mi espalda suda.
Los muros de la casa, con sus libros, se me echan encima. La acidez asciende por mi esófago y trata de vomitarlos. Necesito distraerme con alguien.
Agarro el móvil. Recorro toda mi lista de contactos.

"No, a este no tengo nada que decirle".
"No, este no: va a pensar que soy un pesado".
Pasa la tarde.
Bajar, compartir ascensor con algún vecino insoportable, dar dos vueltas a la calle, subir... no, no quiero que mi vida se convierta en una sucesión de etapas. Matar el tiempo haría de mí un asesino.
Pasa la tarde.
Puede que el ventilador no se canse de dar vueltas y vueltas.
Puede.
Yo, en cambio, sí: me canso.
Me aburro.


Texto: Rafael Mendoza Gaspart.